Nos encanta descubrir catedrales del mundo, edificios arquitectónicos que guardan una gran historia y que nos descubren el maravilloso arte que desprenden las ciudades. Esta vez, viajamos hasta Viena y te contamos cómo es una de sus joyas, la catedral de San Esteban.
➡Si quieres descubrir la capital austriaca, además de su bonita catedral, no te pierdas estas cosas que tienes que hacer en Viena en tu viaje.
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La catedral de San Estaban, una de las visitas imprescindibles de Viena
Stephansdom, así conocen los vieneses a esta catedral, es uno de los símbolos de la capital austriaca y un auténtico icono religioso del país. Se construyó en el año 1147, y desde entonces, conserva la Puerta de los Gigantes y las Torres de los Paganos.
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Una gran torre de aguja corona todo el edificio, y puede verse desde distintos puntos de la ciudad, gracias a su gran altura. Una de las curiosidades que guarda esta catedral, es que en la parte derecha se encuentra la Puerta de los Cantores, la cual no podía ser utilizada por mujeres, antiguamente.
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En su interior, observarás una mezcla de estilo barroco y gótico, debido a su construcción en diferentes épocas. Existen elementos que tienes que conocer necesariamente. Uno de ellos es la Campana Pummerin, se encuentra en la torre norte y puedes visitarla sin problemas. En uno de los lados de la catedral, se encuentra el Púlpito Pilgram, un elemento realmente precioso. Y no puedes irte sin observar la imagen del cristo crucificado, según la leyenda cuenta con barba y pelo humano, que sigue creciendo.
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Si quieres observar pinturas religiosas procedentes del siglo XVIII, tallas medievales y rústicas de los siglos XVI y XVII, no dudes en visitar el Museo de la Catedral, esconde un tesoro increíble que te sorprenderá.
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Si viajas a Viena, no te olvides de ver una de las catedrales del mundo más espectaculares. La catedral de San Esteban es todo un símbolo para la ciudad y no puedes irte sin conocerla.