Lisboa, vecina que regada por el Tajo huele a mar por sus adentros. Puerto marinero que juega con los colores y guiña a los más osados a adentrarse por sus callejuelas empinadas, siguiendo la estela de sus siete colinas. Su alma mestiza de europeos, indios, africanos y americanos llena de simpatía las calles y callejas que perplejas atienden a las tradiciones y la modernidad. Elegantemente decrépita rezuma historia, la historia de un océano por el que salió en busca de aventura. Siempre es una buena opción adentrarse en su corazón y dejarse simplemente conquistar por los rincones de cada uno de sus interesantes lugares. Aquí te dejamos con las experiencias en Lisboa que deberías disfrutar en tu viaje. ¡No te saltes ninguna!
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Visitar la Torre de Belem
Desde el siglo XVI viene acompañando a orillas del río Tajo a los viajeros que llegan a visitarla. Amable con los retornados de explorar el nuevo mundo, también fue pensada como torre defensiva. Hoy es parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Si la visitas, te inspirará a zarpar a lugares exóticos. Justo al lado está el Monumento a los Descubrimientos, un lugar que tampoco debes perderte.
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Pasear por el barrio de la Baixa
Es el barrio más céntrico y comercial. Tiene un estilo clásico, con calles geométricas y fachadas cubiertas de preciosos balcones. Por ella tendrás el placer de visitar la estupenda Plaza de los Restauradores. Continúa desde allí hasta la Plaza del Rossio, donde te recomendamos detenerte a probar la ginja en La Ginjinha del Largo de San Domingos, un minúsculo bar donde este licor de guindas es la especialidad. Después puedes ver la estación de tren modernista o finalizar en la Plaza del Marqués de Pombal. En la Plaza del Comercio hay bonitos lugares para descansar las piernas y tomar un café o almorzar en Can the Can, un precioso restaurante con fados incluidos. A pesar de ser el único lugar de Lisboa sin cuestas, si no te apetece caminar, puedes también utilizar el tranvía número 12, que discurre por buena parte de La Baixa.
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Subir al elevador de Santa Justa
Uno de los lugares con más encanto de Lisboa. Es un precioso ascensor de estilo neogótico de hierro forjado, altamente influido por la Torre Eiffel. Sirve para conectar el barrio bajo y el barrio alto. Está escondido al fondo de una callejuela pero en su cima puedes ver unas de las vistas panorámicas más increíbles de la ciudad. Una vez que llegas arriba puedes callejear por el barrio de Chiado, de ambiente bohemio y descubrir las ruinas de la iglesia de Carmo, destruida durante el gran terremoto.
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Disfrutar de un fado
Una actuación en directo de la voz desgarradora de los cantantes de fado en un lugar como Sr Fado de Alfama, A Baiuca o Pateo de Alfama es una experiencia que sólo podrás vivir en Lisboa.
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Probar dulces típicos en Belem
¡¡Buenísimos!! Los pasteis de nata son la especialidad de Lisboa. Este pastel cremoso y cubierto de azúcar y canela en polvo es un verdadero vicio. Hay múltiples sitios donde comerlos, pero el más típico es la confitería que les da nombre: Pasteis de Belem.
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Visitar el Castillo de San Jorge
Desde una de las colinas de Lisboa se admiran las que probablemente sean las mejores vistas de la ciudad. Se construyó en el siglo VI, y con sus dieciocho torres, esta fortificación ha sobrevivido a guerra, asedios y hasta un terremoto. No olvides pasarte por el museo y la Torre de Ulises.
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Ir a comer al mercado de Campo de Ourique
Se fundó en 1934 y es uno de los mercados más antiguos de Lisboa. Hoy en día, sus viejos puestos de flores y conservas han hecho sitio a la cocina de autor y a las tascas convirtiendo el mercado en un espacio gourmet inspirado en otros mercados de Europa. Para conocerlo hay que desplazarse al barrio de Estrela. Es cierto que rivaliza con otro mercado gourmet, el mercado da Ribeira que se sitúa en la plaza del Comercio. Este último es más turístico.
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Visitar el Museo Nacional de Arte Antiguo
Es sin duda uno de los mejores museos de Lisboa. Una visita imprescindible que te recomendamos hacer para conocer mejor su historia y su arte.
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Cenar al otro lado del río Tajo
Te aconsejamos vivir la experiencia de ir a cenar a Cacilhas, un pueblecito en el otro lado de la orilla al que se accede por barco. Se coge en la estación Cais do Sodre. Nada más llegar a Cacilhas, puedes girar a la derecha, manteniéndote siempre al borde del río, dirección hacia el puente. Pasados diez minutos más o menos andando, al final de un paseo puedes localizar un restaurante llamado Ponto Final. Cenar al atardecer, cuando la vista panorámica de Lisboa se cubre de tonos anaranjados, es una experiencia inolvidable. Recuerda que para volver a Lisboa el último barco sale a la 1:00 de la mañana.
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Disfrutar de las vistas desde sus miradores
Lisboa tiene muchos miradores que te permiten tener diferentes perspectivas de la ciudad. Te aconsejamos el Miradouro da Senhora do Monte, con atardeceres espectaculares. Y no olvides el Miradouro São Pedro de Alcântara y el Miradouro da Graça.
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Entrar en la librería más antigua del mundo
Bertrand es la librería más antigua del mundo, que aún se mantiene operativa y se encuentra situada en Chiado, en la rue Garrett y muy cerca del café A Brasileira que frecuentaba el poeta Fernando Pessoa. Otra maravilla es la Livraria Ler Devagar, mágica y situada en un antiguo almacén industrial textil. Está en la LX Factory, en el barrio de Alcántara de Lisboa y junto con agencias de publicidad, tiendas de diseño y galerías de arte comparte un espacio abierto en el cual te puedes tomar un café mientras miras la escultura de la mujer volando en bicicleta que se encuentra en el lugar. Los domingos, se convierte en un mercadillo de antigüedades y artesanía.
Créditos: De libro en libro…
¿Te apetece escaparte a Lisboa después de leer estos planes? Pues ya sabes, pilla un vuelo a buen precio y piérdete en la ciudad de las siete colinas. Suena bien, ¿verdad? ¡Hasta la próxima, #travellers!